Debido a la cinética interna de la celda de la batería, las temperaturas más bajas ralentizan la reacción química.
¿Qué consecuencias tiene esto? La autonomía se reduce un 10-15 %.
Por ejemplo, la autonomía del Tesla Model Y oscila entre los 475 km en verano y los 346 km en invierno, y la del Smart EQ entre los 97 km en verano y los 72 km en invierno.
¿Quieres una respuesta con base científica? Pues aquí la tienes. Según nuestros amigos de Recurrent:
"... los ánodos de las baterías están hechos de materiales, como el grafito, que tienen una estructura similar a un entramado. Este hecho es importante, ya que, cuando una batería se carga, los iones de litio se mueven del cátodo al ánodo y se almacenan en esta estructura entramada. Este proceso se denomina intercalación. Se necesita una fuerza (en este caso, la corriente) para mover los iones hacia el ánodo para que estos se alojen en el entramado. Si este proceso ocurre con temperaturas ambiente bajas, los iones se mueven hacia el ánodo más despacio y la acumulación de litio en el exterior puede formar una capa metálica. Parte de estos iones pasará al ánodo con el tiempo, y otra parte permanecerá en la capa exterior, lo cual reducirá de manera irreversible la capacidad de la batería y aumentará la resistencia interna de esta".
Al igual que ocurre cuando la temperatura sube por encima de los 45 °C, cuando la temperatura de la batería del vehículo eléctrico desciende por debajo de los 15 °C, el ITMS interviene y calienta lentamente la batería. ¿Y por qué no se calienta más rápido?
Si se fuerza y se acelera la reacción química para aumentar la velocidad de carga, el litio puede dar lugar a la formación de dendritas, que pueden llegar a provocar un cortocircuito en la celda. Esta es la razón por la que el ITMS calienta la batería poco a poco.
Las bajas temperaturas afectan al rendimiento de las baterías de iones de litio, pero puedes adoptar una serie de medidas para reducir su impacto en la autonomía y la eficiencia de tu vehículo eléctrico.